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Joan Colomo - Lux, lucis

from 2012 by La Llum a les Ones

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lyrics

Radiación electromagnética que puede ser percibida por el ojo humano, así pues en el espectro visible. La dualidad de su naturaleza de onda-partícula ha sido teóricamente bien establecida por la mecánica cuántica y empíricamente comprobada. Su velocidad en el vacío alcanza los 299.792.458 metros por segundo. La base de nuestra física es que esta velocidad no puede ser superada por ningún otro movimiento existente en ningún otro medio. De ello depende la teoría de la relatividad. No, ni siquiera por los pequeños neutrinos impulsados por una energía “infinitamente” concentrada en un acelerador de partículas de ultimísima generación. Irradiación de los cuerpos en combustión, ignición o incandescencia. Física y química. Cierro los ojos. Me tapo los oídos. Cruzo los brazos. No tengo gusto ni olfato. Trato de imaginar un mundo sin luz. Sin objetos visibles, ¿existe el mundo? Me doy cuenta que en el primer paso he dado con la eterna pregunta, el eje conductor de la historia de la filosofía y del pensamiento humano. Platón y su mito de la caverna: un mundo iluminado que no es cierto y una realidad oculta en la más completa oscuridad. No sé responder. ¿Existen los agujeros negros, si son agujeros y son negros? La ciencia dice que sí. Pero la ciencia, supuestamente apoyada en el análisis empírico, a veces representa el mundo mediante ecuaciones, constantes y teoremas. Demasiada abstracción. Observo una realidad física incontestable: el interruptor de mi habitación. On y off. Me acuerdo cuando era niño y me aterraba la oscuridad, metáfora de la nada. ¿Es la nada “nada” o simplemente “algo” que carece de luz? Abro los ojos y veo un rayo de sol atravesando el aire polvoriento de mi habitación. Sonrío aliviado. Luz como esclarecimiento, o claridad de la inteligencia. Me acuerdo de Descartes: “pienso, luego existo”. La luz no es sólo onda y partícula física. No sé por qué en este punto me acuerdo de Einstein: materia y energía. Sonrío de nuevo, reforzado: materia para “ser”, energía para planificar, luchar y conseguir. Cierro los ojos. Me rebelo: no necesito ver. Luz como metáfora de Dios, modelo, persona o cosa, capaz de ilustrar y guiar. Luz como cultura, el siglo de las luces, la luz de la razón. No me doy cuenta que he vuelto a caer en la abstracción. La verdad. Cuando era niño, la verdad era nítida, un fin en sí mismo, un factor a respetar y a conseguir. Ahora es a veces caprichosa, retorcida, no siempre deseable o lo mejor. ¿Dónde está la luz? Me doy cuenta que contradictoriamente es la que me permite ver esas aristas: el ángulo y la línea recta son fáciles de palpar. Para captar una superficie compleja e irregular necesito luz… Un mundo desconocido conlleva el reto del aprendizaje, del descubrimiento constante. Lo hace interesante. Abro los ojos. Miro la luna. Para la luz, dista 1,25 segundos de la ventana de mi habitación. Envidio esa rapidez infinita en el camino hacia el objetivo perseguido… Yo dudo, divago, me desanimo y me canso. De pronto, algo se interpone en mi razonamiento: pienso que tal vez el rayo querría espesar el aire todo lo posible discurrir más despacio, para poder detenerse y mirar el impresionante universo que recorre. ¿Qué hay del paisaje: la gente, las cosas, los acontecimientos que acompañan el camino? ¿Lo maravilloso es llegar o estar yendo? ¿El partido ganado o los preparativos, las conversaciones sobre el partido que vamos a ganar? Pienso que tal vez la luz era sólo corpúsculo y quiso convertirse en onda para propagarse mientras o antes de avanzar, en un diámetro un poco más ancho que el tenue paso de una partícula infinitesimal por el espacio. La relativa lentitud de mi andar se me hace inmediatamente más llevadera desde este pensamiento. Me gusta anticipar, adivinar, imaginar, soñar… Por un instante, sólo por un instante, me siento más poderoso y afortunado que la propia luz. Brillante, mate, ceniciento, transparencia, opacidad… Elementos o atributos de la luz. Dicen que desde la luna podríamos ver la jungla de neones de Las Vegas, y las terribles explosiones de Afganistán… El Big-Bang. Luz en la creación y en la destrucción. En el fuego primitivo y en la pantalla de mi ordenador cuando de pronto lo despierto de su descanso con el ratón. Allá, en lo alto, siempre el sol. 150 millones de kilómetros que veo con ocho minutos de retraso. Tarde, incompleta, pero su luz me alcanza, me acaricia y me conforta… Todo yo me siento de pronto contagiado de una extraña fuerza positiva que en un memorable momento me revela que ser capaz de lo peor es ser capaz de lo mejor. Recuerdo la extraña luz llena de niebla de las pinturas de Turner, recuerdo la mirada luminosa de la Gioconda en el centro de un entorno oscuro. Recuerdo el brillo de los ojos de mi madre cuando la abrazo. Recuerdo el blanco inmaculado de la novia que vi el fin de semana. Completa absorción de la luz. Cierro los ojos y, a pesar de ello, siento que la luz me rodea en un manto invisible que hace el mundo visible y por tanto real. Imagino infinitas pequeñas ondas en un bello baile eterno, simultáneamente libre y prisionero de su camino, a la vez inseguro y ordenado. Siempre dibuja una trayectoria en forma de pertinaz flecha en línea recta a su objetivo. ¿Cómo es posible? La luz, el curso del río, la vida… Reflexión, refracción. Avanza, choca, corrige, es igual: siempre hacia un objetivo… ¿Sabré encontrar también yo mi destino en el interior de mi propio caos? Me duermo tranquilo. Mañana será un nuevo día.

credits

from 2012, released March 21, 2012
Adaptació de l’assaig de Jesús Badenas Lux, “Lucis”

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